La Rotación de Cultivos

Miércoles, Enero 3, 2018

Para obtener los mayores beneficios se debe evitar la rotación de cultivos de tipo vegetativo diferente pero que pertenezcan a la misma familia botánica. Por ejemplo, en México es común la rotación alfalfa-maíz, maíz-frijol-girasol, maíz-avena o, entre otros. En el caso de la rotación de frijol o alfalfa (leguminosas) con maíz, este último se beneficia de la fijación de nitrógeno que realizan las leguminosas.

 

Esta técnica permite a los cultivos aprovechar mejor los nutrientes del suelo al utilizar plantas con necesidades nutritivas distintas y con sistemas radiculares diferentes. De esta manera se reduce la incidencia de plagas y enfermedades al interrumpir sus ciclos de vida. Por otra parte, se puede mantener un control de malezas apropiado mediante el uso de especies de cultivos de cobertura, que se utilizan como abono verde o cultivos de invierno cuando las condiciones de temperatura, humedad del suelo o riego lo permiten.

 

Se debe introducir regularmente en la rotación una leguminosa y alternar con cultivos de cobertura o de una fuerte cantidad de materia orgánica con otras menos exigentes o que requieren materia orgánica muy descompuesta como la acelga, la cebolla, chiles, etc.

 

Los efectos del monocultivo son más notorios en la agricultura de conservación (AC) que en los sistemas convencionales. Cuando se utiliza AC, las rotaciones suelen dar mejores resultados que el monocultivo, incluso si no incluyen leguminosas. Muchos de los beneficios de las rotaciones no se entienden porque es necesario ensayarlos y compararlos en el campo y en los terrenos del agricultor.

 

Las rotaciones no son suficientes para mantener la productividad, por lo cual es necesario reponer los nutrientes extraídos con fertilizantes o abonos.

 

Las rotaciones más seguras combinan cultivos con diferentes modos de crecimiento (enraizamiento profundo versus enraizamiento superficial; acumulación de nutrientes versus extracción de nutrientes; acumulación de agua versus consumo de agua, etc.).

 

Principales ventajas:

  • Proporciona una distribución más adecuada de nutrientes en el perfil del suelo (los cultivos de raíces más profundas extraen nutrientes a mayor profundidad).
  • Ayuda a disminuir los riesgos económicos, en caso de que llegue a presentarse alguna eventualidad que afecte a alguno de los cultivos.
  • Permite balancear la producción de residuos. Se pueden alternar cultivos que producen escasos residuos con otros que generan gran cantidad de ellos.
  • Rompe con los ciclos de plagas que afectan a los cultivos, evitando la reproducción de estas.
  • Se pueden aprovechar mejor las condiciones ambientales de cada ciclo de cultivo para sembrar una especie que se vea más favorecida en tales condiciones.


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